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Cómo iniciar una educación preventiva en nuestro hijos
Hoy debemos educar para el futuro, adelantarnos con nuestra acción.

México

/ 11 mayo 2020

 Cada vez más familias nos dicen que sus hijos no duermen bien, que no quieren dormir solos, que tienen que comer algo a media noche porque les calma y nos preguntamos, ¿tendrán alguna “alteración cognitiva del sistema nervioso o física” que no les permita conciliar el sueño de manera prolongada o sencillamente no tienen establecida una rutina que les permita un orden en el sueño?

“La mamá está agotada porque el hijo no quiere dormir sólo. Su madre tiene que acostarse con él hijo para que se duerma y no se duerme solo sino está con él y siente que está cerca la mamá.

 Por las noches se despierta y va a la cama de sus padres, ella lo lleva a la suya, pero no hay forma de que se vuelva a dormir. Después de varios intentos, acaba durmiendo en la cama de sus padres, por eso las noches son agotadoras porque no hay quien duerma (los tres juntos), así que la mamá termina en el cuarto del hijo para poder descansar algo. Es “un baile” de noche que no hay quien lo soporte”.

 Esto lo platico una mamá desesperada, pero no es la primera, ni será la última. Estas situaciones cotidianas se dan en la vida familiar y las van asumiendo como algo habitual porque no sabemos cómo gestionarlas, cambiarlas, mejorarlas o sencillamente porque pensamos que es normal que ocurra.

 Aprender a educar cómo tal, no es una acción que se lleve a término porque a priori creemos que no es necesario. Requiere tiempo y esfuerzo y hoy en día se emplean en otras acciones porque el entorno nos lleva pensar que el sentido común es suficiente para educar. Hay diferentes fuentes donde consultar y poder recibir “información” que resuelven un momento puntual. Pero aprender algo requiere vivirlo en primera persona, ser protagonistas del aprendizaje y practicar con acciones concretas. Lo que te lleva a que lo vayas haciendo tuyo y lo pongas en práctica de una forma natural.

 En los primeros años de nuestros hijas e hijos todas las madres y padres estamos muy receptivos, con mucha ilusión de aprender. Cuando pasan esos años y comienzan a ser más autónomos, en esa edad que todo es maravilloso, se nos pasan las inquietudes y en términos generales todo nos parece bien. Cuando comienza la preadolescencia o adolescencia que desconocemos las reacciones y formas de actuar de nuestros hijos volvemos a estar perdidos como si nuestro hijo hubiese vuelto a nacer.

 Cada etapa tiene su desarrollo evolutivo, los padres y madres lo debemos conocer previamente para que no nos tome desprevenidos. La educación preventiva al igual que la medicina preventiva hace que estemos preparados para llegar antes. La educación preventiva busca llegar antes con el bien, cualquiera que sea la etapa evolutiva y la edad en que se encuentren nuestros hijos e hijas. Hasta hace unos años, era suficiente educar en presente con el ejemplo diario y educar en pasado corrigiendo los comportamientos inadecuados. Hoy debemos educar en futuro, adelantarnos con nuestra acción educativa.

 A continuación, les damos unos ejemplos para llevar a la práctica una educación preventiva:

  1. Comer juntos en familia y tener sobremesa.
  2. Fomentar el deporte, la música, las actividades artísticas para evitar la adicción a los videojuegos.
  3. Establecer horarios de estudio en familia para fomentar un ambiente de silencio sin TV ni música.
  4. Realizar planes familiares.
  5. Hablar de las drogas para que conozcan las consecuencias que tiene antes de que se las ofrezcan.
  6. Promover el hábito de la sinceridad buscando oportunidades para que aprendan el valor de la verdad. reforzándoles cuando la digan.
  • De 0 a 2 años:
  1. Orden en el sueño.
  2. Comida e higiene.
  3. Estimulación sensorial para potenciar sus sentidos.
  • De 2 a 6 años:
  1. Cumpliendo pequeños encargos.
  2. Relación con los demás haciendo uso de las normas básicas de educación como pedir las cosas por favor y dar las gracias.
  • De 6 a 10 años:
  1. Establecer confianza para evitar que en la adolescencia los confidentes de sus problemas sean solamente sus amigos.
  2. Hablar de afectividad y sexualidad de acuerdo con su madurez.
  3. Generosidad: experimentando la sensación de sentirse bien cuando ayudan y dan.
  • Entre 11 y 14 años:
  1. Aprender el valor de la lealtad perdonando a los demás.
  2. Pidiendo perdón cuando lo han hecho mal.
  3. Comprensión ser sensible a los sentimientos de los demás.

Practicar estas sugerencias y otras muchas que se pueden dar en el día a día les proporcionará “llegar antes” con resultado positivos en la educación preventiva.

 Fuente: Autor: Patricia Cigaran, Experta en Educación

 https://www.compartirenfamilia.com/10-consejos-para-poner-en-marcha-una-educacion-preventiva

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